La cultura organizacional es un componente fundamental en el éxito y la sostenibilidad de cualquier organización, independientemente de su tamaño. En el caso de las PyMES, el empresario, como líder y fundador de la misma, desempeña un papel esencial en la creación, modelación y fomento de la cultura en la empresa, ya que sus comportamientos, actitudes y valores son observados de cerca por los empleados, y estas observaciones influyen en gran medida en la cultura de la organización.
AHORA BIEN, ¿QUÉ ES LA CULTURA ORGANIZACIONAL?
La cultura organizacional se refiere a los valores, creencias, actitudes y comportamientos compartidos en una organización. Es la esencia de una empresa y aquella que define cómo interactúan sus empleados, cómo se toman las decisiones y cómo se abordan los desafíos.
“(...) una forma de vida, un sistema de creencias, expectativas y valores, una forma de interacción y relaciones, representativos todos de determinada organización. Cada organización es un sistema complejo y humano, con características propias, como su propia cultura y con un sistema de valores. Todo este conjunto de variables se debe observar, analizar e interpretar continuamente. La cultura organizacional influye en el clima que existe en la organización.”
Idalberto Chiavenato.
De esta manera, la cultura organizacional se compone de diferentes variables. En primer lugar, la homogeneidad cultural, que se refiere al grado de coherencia entre los valores de la organización y al compromiso de los miembros con estos. Una cultura organizacional sólida se caracteriza por la aceptación generalizada de estos valores.
En segundo lugar, la evolución de los valores culturales, que es esencial para que la organización se adapte a los cambios en el entorno y en la sociedad a lo largo del tiempo.
En tercer lugar, el clima social-laboral, es decir, el ambiente de trabajo, que desempeña un papel fundamental en la cultura organizacional afectando directamente la satisfacción y el compromiso de los empleados. Por ejemplo: una empresa donde los empleados se sienten valorados y tienen un buen equilibrio entre trabajo y vida personal se refleja en altos niveles de satisfacción y compromiso.
En cuarto lugar tenemos a la filosofía de negocio, que implica la atención tanto a la misión como a la visión de la organización, refleja la orientación estratégica y los objetivos a largo plazo de la empresa. Por ejemplo: en la consultora trabajamos en pos del gran objetivo de Ordenar el Éxito de nuestros clientes, y nuestra forma de trabajar, acciones y decisiones están orientadas a acompañar al empresario en la toma de decisiones, optimizando, organizando y profesionalizando la gestión empresarial.
Finalmente, la identidad organizativa, que se refiere a la sensación de pertenencia de los miembros de la organización, así como su identificación con la forma de trabajar y las características esenciales de la misma. Por ejemplo: en una empresa familiar los empleados pueden sentir un sentido de pertenencia profundo y una conexión emocional con la historia y los valores fundamentales de la compañía. Esto puede impulsar su compromiso y lealtad hacia la empresa.
VENTAJAS DE FORMAR UNA CULTURA SÓLIDA EN LAS PYMES
De esta manera, la formación de una cultura organizacional sólida en una empresa pequeña o mediana impactará de manera directa en cada área y rincón de la misma (al igual que sucede en las grandes organizaciones), y traerá consigo las siguientes ventajas:
El alto compromiso de los miembros de la organización, que aumenta su productividad y rendimiento y, consecuentemente, el de la empresa.
Se promueve el trabajo en equipo, mejorando las relaciones laborales entre los trabajadores.
Se crea una óptima colaboración para lograr una eficiencia en los procesos.
Se genera un mayor compromiso gracias al sentido de pertenencia de los miembros, lo que puede resultar, por ejemplo, en un menor ausentismo.
Mejora la reputación corporativa gracias a la representación que hacen los empleados satisfechos y comprometidos con personas externas.
Entre tantas más…
EL ROL DEL EMPRESARIO PYME
Como expresamos anteriormente, la cultura organizacional se compone, entre otras cosas, de valores. Por lo tanto, es fundamental que el empresario sea un ejemplo de esos valores y principios que desea inculcar. Es decir, que haya una coherencia entre los valores y las acciones del empresario, porque de lo contrario, los empleados pueden percibir una brecha entre lo que se dice y lo que se hace y ahí se desestabilizaría la cultura y, consecuentemente, la empresa.
El empresario es el principal modelo a seguir en una PyME, sobre todo al comienzo de la vida de esta, cuando se está formando el equipo de trabajo. Es él quien debe comunicar la misión y la visión del negocio, ya que es de suma importancia al momento de alinear a los empleados con los objetivos de la organización y garantizar que estén motivados y comprometidos en la búsqueda de esa visión.
Así, el empresario desempeña un papel crítico en la creación y el mantenimiento de la cultura en una PYME. Al ser un modelo a seguir y alinear sus acciones con los valores y principios de la empresa, el empresario puede crear una cultura sólida que inspire a los empleados, fomente la productividad y contribuya al éxito a largo plazo de la PYME.
Una cultura organizacional bien desarrollada promueve la satisfacción y la felicidad en el trabajo, lo que se traduce en un mejor desempeño y rendimiento general. De esta manera, la cultura organizacional no solo es un factor de diferenciación, sino que también puede ser un motor de crecimiento y sostenibilidad en el competitivo mundo de las PYMEs.
- Alfon Girolami
MC CONSULTORA EMPRESARIAL
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