Las compras suelen ser una tarea relativamente sencilla para la mayoría de los emprendedores, sin embargo, a medida que la operatoria crece y el nivel de actividad aumenta, el proceso se vuelve más complejo.
¿Qué impacto tiene esto sobre mi negocio?
La mala gestión de compras genera un fuerte impacto negativo en la operatoria de la empresa. Si se adquieren menos productos (o insumos) de los necesarios, se da lugar a una posible caída de ventas y a una disminución en la fidelidad del cliente.
Si este no encuentra el producto que busca se pierde una venta, pero también se da lugar a que busque el mismo producto en la competencia y lo perdamos en compras futuras. A su vez, si el déficit proviene en los insumos de producción, esto genera demoras que retrasan la entrega del producto final, incumpliendo con los plazos de entrega y reduciendo la satisfacción con la marca.
Por otro lado, si se adquieren productos de más y la empresa se sobrestockea, surgen problemas de carácter financieros. Un gran inventario aumenta los costos de depósito, requiriendo un mayor espacio en las instalaciones que podrían utilizarse para otros fines o, en caso de no ser propias, dejar de alquilarse. Además, ese inventario innecesario requiere de una mayor inversión o dinero inmovilizado que puede ser designado a otros recursos como un aumento de personal, campañas de marketing o incluso reducciones en el precio final del producto, haciendo más competitivo al negocio.
En resumen, una empresa que gestiona bien sus procesos de compra logra tener sus productos en góndola, mejorar la satisfacción y la fidelidad de sus clientes y ahorra dinero asociado al costo de inventarios. Esto sumado a una correcta gestión de los plazos de pago a proveedores, logra mejoras considerables en la liquidez del negocio.
Las compras y la inflación
Dentro de este análisis, muchas veces surge la frase “stockeándome le gano a la inflación”, la cual lleva a realizar compras de productos e insumos con un escaso análisis previo, en pos de librarse de los pesos y con ello evitar que se devalúen con el paso del tiempo. Pero este accionar no siempre es positivo.
A la hora de resguardar dinero mediante compras, deben ponerse en la balanza varios aspectos:
En primer lugar, debo evaluar la inflación de mis insumos. Puede pasar que estos tengan un ritmo de aumento menor que el de la inflación general, y este ajuste no logra compensar totalmente esa pérdida de poder adquisitivo.
En segundo lugar, es necesario conocer los costos de envío y almacenamiento que implica este excedente de stock. Es importante comprender al detalle cual es el costo de mi inventario y con ello comprender los costos reales que supondría cada unidad adicional de inventario.
En tercer lugar, conocer el costo del dinero utilizado. Si el crédito externo financia la rueda operativa, la tasa de interés indica cuánto nos cuesta. Si el capital propio financia el aumento de inventarios, debemos evaluar el costo de oportunidad que implica renunciar a otras inversiones posibles, como fondos mutuos, dólares u otros activos como bienes de uso.
En cuarto lugar, tener en cuenta la liquidez de la empresa. A pesar de que opciones como dólares o fondos comunes puedan resguardar en menor medida el valor del dinero frente a la inflación, su liquidez es mayor que la compra de activos como inventario o bienes de uso. De este modo, es probable que sean mejores alternativas si la empresa necesita hacer frente a deudas en un corto/mediano plazo. Es por ello que es recomendable diversificar ese dinero en un mix de activos con distinta liquidez.
Por último, también debe tenerse en cuenta el riesgo de vencimiento u obsolescencia del inventario. Esto es fundamental dado que si los insumos pueden quedar inutilizados o reducir su valor en un plazo en el que no llegarán a consumirse, los costos por esas pérdidas serán absorbidos por la empresa.
La consultora busca una evaluación exhaustiva de estos aspectos y brinda apoyo en la gestión de compras. Esto incluye no solo el cálculo de las cantidades óptimas a comprar, sino también la selección y el seguimiento de los proveedores, la evaluación de riesgos, la planificación y el control de inventarios, la gestión de costos y la negociación de contratos. De este modo conseguimos optimizar la rueda operativa para garantizar la disponibilidad de cada producto en góndola, sin inmovilizar fondos innecesarios.
- MC CONSULTORA EMPRESARIAL
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